Quizás sea la descripción de un caso exagerado -o quizás no- pero esto es lo que está definiendo a día de hoy el entorno tecnológico que nos ha tocado vivir.
Las patentes, en su definición actual, es algo heredado del pasado que debería aplicarse de forma distinta dependiendo del tipo de patente e industria.
Me explico con un ejemplo. El lanzamiento de un nuevo medicamento al mercado requiere un trabajo mínimo de 10 años (experimentos, pruebas con pacientes, autorizaciones, etc..) Y sólo 1 de cada 10 medicamentos que se lanzan son un éxito comercial. ¿Qué quiere decir esto? Sencillo, que los ingresos y beneficios conseguidos con el medicamento que funciona (ejem: Tylenol) financia el desarrollo y la investigación de los medicamentos del futuro. Es más que obvio que en esta situación la farmacéutica necesita proteger esta inversión con una patente (40 años creo). Sin patentes ¿qué empresa farmacéutica invertiría en desarrollo e investigación?
Pero no creo que la aplicación estricta de este modelo sea aplicable al entorno de las tecnologías. El entorno que nos ha tocado vivir cambia mes a mes; es de usar y tirar. La empresa que quiere sobrevivir (llámese Apple, HP, Amazon…) no puede descuidarse en ningún momento ni pensar en ingresos que se van a tener dentro de 10 años con productos lanzados hoy al mercado. Por otro lado tengamos en cuenta que incluso las tecnologías más avanzadas están basadas en tecnologías más antiguas (y por tanto patentables). Todos se copian entre sí y una aplicación estricta de las patentes en este entorno mataría la innovación y el avance. No se trata de ser pro-Apple o pro-Samsung. Se trata de aplicar el sentido común, no permitir que se patenten cosas evidentes o genéricas -Apple y otros son especialistas en eso- y fomentar el uso de licencias.
Cuando Microsoft lanzó Windows 3.1 en 1985, Apple denunció a Microsoft por copiar el entorno gráfico de ventanas del Macintosh. Xerox también se metió en medio con una denuncia contra la propia Apple en 1989 por robar las ideas que estaban detrás de este entorno grafico.
En aquel momento el juez decidió que los conceptos que había detrás del nuevo entorno no se podían patentar eliminando así de un plumazo la amenaza que había e sobre todos los entornos de ventanas que en ese momento se estaban desarollando.
Si esto no hubiera pasado ahora no sé si ahora tendríamos Windows o Linux....
PD: Aunque antiguo, este otro artículo (The art of standards wars de Carl Shapiro), es un clásico que siempre merece la pena leer.
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