Hace no muchos años, cuando aquello de la telefonía móvil y la telefonía rural no existía, después de cada nevada se contaban por cientos las pequeñas aldeas asturianas que quedaban totalmente incomunicadas durante semanas. Y con esto venía la intranquilidad ya que era imposible saber si tu familia más cercana necesitaba algo.
Hoy en día, son prácticamente las mismas aldeas las que se quedan incomunicadas pero al menos es posible estar en contacto con tu familia y ver si necesitan ayuda.
Ahora, al ver una foto como esta, ya no me embarga la preocupación y la intranquilidad pensando en los habitantes de esta pequeña aldea.
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